Corría principios de verano de 2010, cuando tras ver varias instalaciones de acuaterrarios fabricados con espuma de poliuretano y fibra de coco, decidimos tirarnos a la piscina e intentar hacer una de esas instalaciones para nuestro comedor. Tras leer en numerosos foros y web, empezamos con nuestro proyecto. La idea original era esta:
La idea era hacer la urna en cristal de 8 mm de espesor. La urna tenía las siguientes medidas: 110x 45x110 con un frontal de 25, con lo que prima la altura principalmente y los 25 mm del frontal es el espacio destinado al medio acuático, es decir 123.75 litros teóricos que se quedarán en aprox. 100 litros reales.
La pared trasera y la izquiera se fabricarían con espuma de
poliuretano y macetas de plástico para poder meter las plantas.
En la base, dejaríamos una zona para poner plantas y otra para la zona acuática, que tendría unos 10 cm de profundidad.
En la esquina derecha, haríamos un compartimento para meter una bomba y
por medio de una manguera llevarla arriba, donde tras pasar por un
pequeño filtro de cajón, pasaría a una canal realizada en el
poliuretano, que tras llenarse por completo, rebosaría por toda la pared
trasera (al menos en teoría).
Para proteger la posible fauna acuática, colocaremos una rejilla en el habitáculo de la bomba, para evitar que se cuelen.
En un principio pensamos en comprar la estructura ya montada, pero tras consultar varios presupuestos y ver que se disparaba bastante de precio, decidimos montarla nosotros mismos. Con esta idea en mente, y partiendo de la base que no habíamos pegado un cristal en nuestra vida, nos lanzamos a la piscina. Así que lo primero fue encargar todos los cristales.
Una semana después teníamos la casa llena de cristales que pesaban como condenados. Para montar la estructura nos basamos en la trasera, la pieza más grande, que apoyamos en el suelo sobre una tela. Para ello encontramos una nueva función a los muebles del Ikea: bueno, bonito, barato... y a escuadra! Esta foto es ya avanzada la estructura, pero la idea era apoyar la cara a escuadra en el mueble y hacer presión con el cristal que queríamos siliconar, ayudándonos de cualquier cosa que hubiese por casa y nos fuese bien.
Así montamos en primer lugar la base, dos días después uno de los laterales, luego el siguiente y finalmente el frontal, colocando unos libros como topes para regular la altura y conseguir endurecer la silicona lo suficiente sin que se cayera ni flexara el frontal.
Aproximadamente un mes después la urna estaba ya preparada y lista para el ensayo de estanqueidad. Rezando tanto a los viejos dioses como a los nuevos por no tener que recoger 100 litros de agua del suelo, llenamos la urna y esperamos 48 horas a ver que pasa....
Hip, hip... Hurra!! La prueba ha sido todo un éxito y ya está todo preparado para la siguiente fase, la creación de la estructura en sí. Pero eso lo contaremos en el siguiente post...
Comentarios
Publicar un comentario