Los veranos son una mala época para nuestros acuarios; las altas temperaturas suelen hacer estragos y si a esto añadimos que nos vamos de vacaciones y que no podemos atender nuestros pequeños ecosistemas, pues el problema crece.
Esto es lo que ha sucedido este verano en mi pequeño nano marino, que lucía bastante bonito a principios de julio, como se puede ver en esta fotografía.
No podía yo estar más orgulloso de mis 30 litros, aunque la valonia empezaba a extenderse, seguía contenida por los corales y el control de parámetros.
Pero a la vuelta, tras cuatro semanas fuera, en uno de los veranos más calurosos que uno puede recordar, nos encontramos con esta terrible hecatombe. A excepción de la rodhactis, todos mis corales habían muerto.
La foto no es de muy buena calidad, pero es que los ánimos no estaban para mucho más. Todos los corales muertos y la urna invadida de bryopsis, seguramente el alga más complicada de erradicar en el mundo marino. Por suerte los dos peces que mantengo seguían tan tranquilos.
Tal fue el disgusto que pensé en dejar este incipiente blog y si no fuese porque los peces no se habían muerto, hubiese desmontado el nano.
Pero los géminis tenemos un problema: cuando un proyecto se desanima, nos animamos iniciando otros proyectos. El primero era recuperar de nuevo el acuario, luchar contra la bryopsis y volver a tenerlo en condiciones.
El segundo, mucho más ambicioso, es lanzarse de lleno al marino con un nuevo proyecto de 180 L que iremos detallando a medida que avancemos.
Comentarios
Publicar un comentario